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Flor Martínez, la activista que emergió de los cultivos agrícolas para defender inmigrantes

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La activista Flor Martínez protesta por la reforma migratoria en las calles cercanas a Olvera Street, en el centro de Los Ángeles.
(Jill Connelly/Para Los Angeles Times en Español)

La influencer y activista mexicana ha utilizado su plataforma para liderar múltiples marchas en el centro de Los Ángeles, y manifestar su descontento por los planes de las deportaciones masivas, además de exigir una reforma migratoria

La pasión que Flor Martínez desborda en las calles se originó en las plantaciones agrícolas. Ese espíritu combativo en defensa de los más desprotegidos es en parte linaje de su madre.

Al explicar su compromiso impávido, Flor transporta su mente a su adolescencia. Junto a sus padres, inmigrantes originarios de Jalisco, México, a sus 14 años trabajaba en los campos de fresa y uva en California. Esa fatigosa labor, realizada por trabajadores indocumentados, mal pagados y explotados, le dejó grabado el intenso olor a pesticidas. A pesar de la peligrosa exposición a esos químicos, ella y su familia se incrustaban en los campos agrícolas para llevar el sustento al hogar.

“Los campesinos tienen miedo a reclamar sus derechos. Así que tienen que aguantar muchas malas condiciones, desde el clima hasta los químicos”, aseguró la activista en entrevista con LA Times en Español.

Al hurgar sus memorias, Flor reconstruye la escena que la estremeció. Parece que fue ayer cuando, en esas extenuantes jornadas, ella vio a trabajadores deshidratados, otros desplomados por los sofocantes rayos del sol. Cuando el termómetro alcanza o excede los 95 grados, esta joven evoca esos días en los que ella junto a miles de campesinos compartieron esas condiciones extremas en sus jornadas de trabajo.

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La agricultura no solo tiene un valor testimonial para esta activista; haber trabajado en este rubro le forjó su conciencia social.

Cuando tenía tan solo tres años, Flor llegó indocumentada a Estados Unidos. Amparada actualmente bajo el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (Daca), no le ofrece una solución permanente, especialmente tras el regreso de Donald Trump a la Oficina Oval. Desde el 20 de enero, cuando asumió la presidencia, Trump ha pisado el acelerador a su plan de deportaciones masivas.

El programa Daca, creado en 2012 por el expresidente Barack Obama, otorga protección a quienes ingresaron a suelo estadounidense de forma irregular cuando eran menores de edad, reciben un permiso de trabajo y un número de seguro social. En una de sus comparecencias públicas, Trump aseguró recientemente que estaría dispuesto a trabajar con los demócratas en un plan para beneficiar a los dreamers, pero igual tiene a la población indocumentada desconcertada con los operativos que realizan por doquier los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) junto a otras agencias federales.

“El silencio no nos va a salvar. Siendo indocumentado, muchas veces sientes que no tienes voz, pero sí la tienes, y tienes que ser valiente”

— Flor Martínez, activista e influencer

En medio de la tormenta provocada por Trump, la activista más belicosa salió a la luz.

Flor, de 29 años, es una lideresa y organizadora impetuosa. En los últimos días, ha encabezado múltiples marchas y protestas en Bakersfield, San José y Los Ángeles, entre otras ciudades. En sus movilizaciones ha encontrado el respaldo de cientos de jóvenes que se han tomado las calles expresando su descontento con los operativos de ICE, han salido a demandar una reforma migratoria y reclamar que no se trate como criminales a la población indocumentada.

Esa pericia que evidencia al dirigir acciones populares también se palpa en el manejo de campañas de televisión y redes sociales, en las que empodera a los migrantes en el conocimiento de sus derechos ante una eventual deportación. Lo verdaderamente importante para ella es que la gente sepa que cuando sienta o vea alguna injusticia hay que elevar la voz.

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“El silencio no nos va a salvar. Siendo indocumentado, muchas veces sientes que no tienes voz, pero sí la tienes, y tienes que ser valiente, y no puedes tener miedo porque el miedo no nos va a salvar”, expresó Flor.

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Flor Martínez, de 29 años, fundadora y directora ejecutiva de Celebration Nation y activista influyente, distribuye alimentos a personas necesitadas durante un evento bimensual de distribución de alimentos en la Plaza de la Raza de Los Ángeles.
(James Carbone/ Para Los Angeles Times en Español)

Las raíces de esta joven jalisciense tienen un prolongado historial en suelo estadounidense. Uno de sus abuelos cruzó la frontera gracias al Programa Bracero, pero debido a una lesión fue retornado a su tierra. Esa iniciativa, que se creó en el contexto de la Segunda Guerra Mundial —entre 1942 y 1964— fue el resultado de una serie de acuerdos diplomáticos entre Estados Unidos y México para regular el trabajo temporal. Era mano de obra barata para los propietarios de plantaciones agrícolas estadounidenses.

Ese antecedente de su abuelo y su experiencia propia han convertido a Flor en una vocera y una activista que denuncia con propiedad las injusticias en la agricultura.

“Nuestros ancestros han estado aquí por mucho tiempo y es donde pertenecemos”, señaló la joven, que desde el retorno de Trump su rutina frenética incluye desplazamientos a marchas y apariciones en medios angloparlantes y latinos, dando entrevistas sobre su lucha social. En su labor comunitaria destaca la producción audiovisual, en cuyos mensajes subraya a la gente sobre su herencia indígena como fundamento para reclamar sus derechos.

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La activista Flor Martínez (centro) protesta por la reforma migratoria durante la marcha “We the People” por el cambio sistémico a través de las calles cercanas a Olvera Street en el centro de Los Ángeles el 11 de noviembre de 2024.
(Jill Connelly/ Para Los Angeles Times en Español)
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Desde que llegó de Jalisco, la familia de esta activista se asentó en San Martín, un poblado ubicado a 25 millas al sur de San José. Flor es la mayor de cuatro hijos procreados en el hogar de los Martínez Zaragoza. La escuela secundaria la cursó en Ann Sobrato High School, luego se transfirió a De Anza College, en la área de San José.

Su descubrimiento del activismo tiene el sello de su mamá, Marta. Cuando tenía 10 años, la joven organizadora mexicana observó cómo su progenitora reclamaba en la escuela la razón por la que sus hijos habían sido enviados a un programa de educación especial, solamente por no hablar inglés.

La brecha la abrió su mamá, el resto lo desarrolló Flor por su cuenta, quien también llegó a ser la traductora de la familia.

“Mis modelos a seguir han sido, sin duda, mis padres, porque sacrificaron mucho para estar en este país y verlos trabajar tan duro y soportar tanta discriminación en este país y poder aguantar y seguir adelante”, admitió la activista. “Y no importaba lo duras que fueran las condiciones, no importaba lo que nos dijera la situación, seguíamos adelante. No se rindieron”.

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La activista Flor Martínez protesta a favor de una reforma migratoria durante la marcha “We the People” a favor del sistema cerca de la autopista 101 a la altura de la calle Olvera, en el centro de Los Ángeles, el 11 de noviembre de 2024.
(Jill Connelly/Para Los Angeles Times en Español)

El activismo de Flor alcanzó otro nivel con el uso de las redes sociales, ahora ese es su mayor instrumento para el cambio. En plena pandemia, comenzó su evolución. Es decir que de activista llegó a ser activista e influencer, ya que sus publicaciones se hicieron virales bajo su cuenta @flowerinspanish en Instagram y luego se extendió su popularidad a TikTok.

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A sus 16 años, Flor comenzó a publicar en su primera cuenta de Instagram sobre la reforma migratoria y algunas marchas en las que participaba. En 2020, en medio de la emergencia sanitaria por el coronavirus, hubo varios incendios y olas de calor que hacían muy difíciles las condiciones de los trabajadores del campo, por lo que ella decidió tomar cartas en el asunto.

“Recuerdo que fui a las redes sociales y expresé mi frustración. A los trabajadores agrícolas no se les paga lo suficiente para hacer esto”, indicó la organizadora, quien hoy en día tiene más de 250 mil seguidores en Instagram que buscan y comparten sus publicaciones sobre diferentes causas.

Siempre durante la pandemia, esta joven mexicana inició en 2020 la organización sin fines de lucro Celebration Nation, con la que ha ayudado a recaudar miles de dólares en donaciones para comprar máscaras protectoras en contra del humo, pesticidas y el polvo que entrega a los campesinos. De igual manera, ha llevado mochilas a los hijos de familias migrantes.

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Flor Martínez, de 29 años, fundadora y directora ejecutiva de Celebration Nation y activista influyente posa para una foto durante su evento bimensual de distribución de alimentos en la Plaza de la Raza de Los Ángeles.
(James Carbone/Para Los Angeles Times en Español)

A la fecha, esta fundación ha entregado más de 10 mil sombreros a los trabajadores agrícolas durante el verano, y también más de 200 mil campesinos al año reciben comida, ropa, mascarillas y guantes, en al menos 24 ciudades de California.

Esto lo hace, sostiene Flor, porque los trabajadores agrícolas son una fuerza laboral mal pagada. Y, en consecuencia, sufren mucha inseguridad alimentaria.

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“Es tan irónico porque ellos nos alimentan a todos nosotros, pero apenas pueden alimentarse a sí mismos o alimentarse con comida nutritiva”, aseguró Martínez.

Ophelia Zúñiga y Flor se conocieron en un evento en 2023. Zúñiga reconoció rápidamente a la activista por su cabello negro y sus acostumbrados rayitos blancos, luego entablaron amistad y ahora son socias. Ophelia es la directora de operaciones y asociaciones de Celebration Nation.

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Flor Martínez es conocida por su energía y liderazgo a la hora de las manifestaciones a favor de los inmigrantes.
(Jill Connelly/Para Los Angeles Times en Español)

Lo que Ophelia observa es que su amiga tiene un aura que contagia a los demás y asegura que decidió trabajar con ella porque entendió que era la misma en público y en privado.

“Mucha gente lo hace por el show”, le dije: ‘tú no eres show, tú estás ahí haciéndolo. He visto el esfuerzo que le pones, cómo te desvelas, lo que haces, tu corazón’. Es una verdadera líder”, comentó la empresaria de música, quien al inspirarse en Flor se decantó por ayudar a la comunidad.

En parte, sus logros los atribuye a la resonancia que le proporcionan las redes sociales, sostiene Flor. A su juicio, en estas herramientas digitales es donde la gente tiene poder. Por lo tanto, cree que estas plataformas se deben proteger y utilizar porque son un instrumento para cambiar el mundo.

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Activistas Flor Martínez habla a la multitud durante una manifestación que organizó en El Pueblo Historical Monument cerca de Olvera Street en el centro de Los Ángeles el 11 de noviembre de 2024.
(Jill Connelly/Para Los Angeles Times en Español)

“Soy muy prudente con lo que publico. Lo pienso todo muy a fondo. Y porque nunca se sabe quién está mirando. Y también porque quieres mantener tu credibilidad”, confesó Flor, que al igual que otros influencers y activistas, han encontrado en estas plataformas una avenida para expresar sus ideas y puntos de vista, que por décadas fueron ignorados por los medios tradicionales.

Para Félix Gutiérrez, profesor emérito de periodismo, estudios estadounidenses y etnicidad de la Universidad del Sur de California (USC), influencers y activistas como la joven oriunda de Jalisco han logrado encontrar ángulos que los periodistas tradicionales no habían cubierto con la misma intensidad y de una perspectiva diferente.

“La perspectiva de los latinos, grupos marginados, mujeres, orientación sexual, todo eso no estaba en el radar”, dijo Gutiérrez, quien recalcó que el trabajo de los medios tradicionales está siendo retomado por activistas en las redes sociales como Flor. “El papel de los medios es agitar y agitar”, añadió el académico al referirse a las afamadas palabras de un legendario reformador social estadounidense, Frederick Douglas.

“Flor para mí es una muchacha muy poderosa, luchadora. No se va a dejar vencer”

— Patricia Robledo, activista

Y si se trata de exigir y agitar, Flor es experta en ello. En 2022 empujó la propuesta AB2183, la cual les hace más fácil a los trabajadores del campo sindicalizarse, sin necesidad de confrontar a su mánager o supervisor. Ley que firmó el gobernador de California, Gavin Newsom.

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A juicio de Flor, hay mucha propaganda de granjeros y políticos que amedrentan a los trabajadores del campo para que no se afilien al sindicato. Ella sostiene que se ha dado cuenta por todo el Valle Central de que hay muchos lugares donde aún coaccionan al trabajador del campo. “Realmente necesitamos sindicatos para los trabajadores agrícolas. Así que ahora es el momento de ponerlo en acción”, comentó.

En el camino, Flor ha construido relaciones y alianzas para potenciar su causa, y algunas de esas personas comparten historias similares. En Los Ángeles, cuenta con la colaboración y apoyo de Patricia Robledo, una dreamer que llegó indocumentada a Estados Unidos desde que tenía un año. En 2010 sufrió la deportación de sus padres en la primera administración Obama.

Una coalición de activistas inmigrantes autodenominada “Coalición de Autodefensa Comunitaria” afirma que alertará a la comunidad sobre los agentes del ICE.

Ambas comparten la desdicha de tener a su madre lejos, por lo que se han unido y una a la otra se declara una estrecha amistad.

“Cuando alguna se agüita, la otra le echa ganas”, aseveró Patricia. “Flor para mí es una muchacha muy poderosa, luchadora. No se va a dejar vencer. Ella tiene una herramienta que no teníamos hace años, la herramienta del Internet. Es un recurso que se usa más en nuestra generación”.

Pero la denuncia y la demanda por el respeto de los derechos de los migrantes también le han traído problemas legales.

En la actualidad, Flor enfrenta una demanda legal de parte de The Wonderful Company, en la que se le acusa de difamación, así como de vincular a la compañía con la ocupación de Israel en Gaza, relacionar un sentimiento anti-judío hacia la empresa, y de participar en protestas enfrente de las oficinas principales de la misma, entre otras acusaciones.

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Flor Martínez ha sido inspiración para muchos de sus seguidores, incluyendo miles de jóvenes como ella.
(Jill Connelly/Para Los Angeles Times en Español)

“Te quiebra el corazón que corporaciones tan grandes y ricas usen sus recursos y vayan detrás de gente como yo… es una táctica común de ir por la gente que habla”, valoró Flor al momento de hacer pública la demanda en sus redes sociales. “Como una activista de derechos humanos, la sostenibilidad del medio ambiente y la justicia, yo creo en compartir cosas que importan”.

Pero ni las querellas judiciales ni las amenazas de deportación parecen detener a esta activista. Este lunes, 17 de febrero, a partir de las 10 a. m. encabezará otra marcha en la Plaza Olvera de Los Ángeles para reclamar una reforma migratoria.

Patricia y Ophelia ven en su amiga a una verdadera lideresa. Ellas, como sus fieles escuderas, van levantando los brazos de la activista cuando lo requiere, porque están convencidas de que Flor se ha convertido en más que una organizadora y una influencer. Para muchos de sus seguidores, ella es la esperanza.

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