Residentes en sur de Líbano se alistan para volver tras retirada del ejército de Israel
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DEIR MIMAS, Líbano — Las fuerzas de Israel se retiraron el martes de las aldeas fronterizas del sur de Líbano según el plazo establecido en un acuerdo de alto el fuego mediado por Estados Unidos que puso fin a la última guerra entre Israel y Hezbollah, pero se quedaron en cinco puntos estratégicos de observación dentro del país.
Los principales líderes libaneses denunciaron la presencia continuada de las tropas israelíes y la calificaron de ocupación y violación del acuerdo, al tiempo que afirmaron que Israel debía llevar a cabo una retirada completa el martes. La presencia de las tropas también es un asunto sensible para el grupo insurgente Hezbollah, que ha pedido a las autoridades que actúen.
Los soldados libaneses ocuparon las zonas de donde se retiraron los israelíes y comenzaron a desmantelar los controles de carreteras y a buscar municiones sin explotar. Cortaron la principal carretera que lleva a los poblados, impidiendo la entrada mientras el ejército buscaba explosivos que pudieran haber quedado atrás.
La mayoría de los residentes esperaban a un lado de la carretera a recibir la autorización para ir a revisar sus hogares, pero algunos se abrieron paso entre los controles para avanzar. En otros lugares, el ejército permitió la entrada de los vecinos.
El Vaticano canceló el martes las audiencias papales durante el fin de semana y designó a otros para sustituir a Francisco, de 88 años, que sigue hospitalizado debido a una infección respiratoria polimicrobiana.
Muchas de las viviendas fueron demolidas durante el conflicto que duró más de un año o en los dos meses posteriores al acuerdo de alto el fuego de noviembre, en los que las tropas israelíes aún ocupaban la zona.
En la localidad fronteriza de Kfar Kila, la gente estaba atónita por la magnitud de la destrucción, con zonas residenciales arrasadas por completo.
“Lo que estoy viendo es increíble. Estoy en estado de shock”, dijo Khodo Suleiman, un contratista de construcción, señalando su vivienda destruida en una colina.
“No hay casas, no hay plantas, nada queda”, añadió Suleiman, que había estado por última vez en el poblado hacía seis meses. “Siento una mezcla de felicidad y dolor”.
En la plaza principal, las tropas libanesas tomaron posiciones mientras una excavadora militar retiraba escombros de la calle.
El ministro israelí de Defensa, Israel Katz, afirmó que su ejército “permanecerá en una zona de seguridad en Líbano en cinco puestos de control” para protegerse contra cualquier incumplimiento de la tregua por parte de Hezbollah. El ejército también levantó nuevos puestos en el lado israelí de la frontera y envió refuerzos a la zona, agregó.
“Estamos decididos a proporcionar plena seguridad a todas las comunidades del norte”, dijo Katz.
Las tres principales autoridades de Líbano —el presidente, el primer ministro y el presidente del Parlamento— manifestaron en un comunicado conjunto que la presencia de Israel en esos cinco puntos suponía una violación del acuerdo de alto el fuego, y pidieron al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que tome medidas para forzar una retirada israelí total.
“La presencia israelí continuada en cualquier centímetro (pulgada) de territorio libanés es una ocupación, con todas las consecuencias legales que derivan de eso según la legitimidad internacional”, agregó la declaración.
Altos funcionarios de Rusia y Estados Unidos se reunieron el martes en Arabia Saudí para conversar sobre la mejora de sus lazos y poner final a la guerra Ucrania, un cambio importante en la política exterior estadounidense con el presidente Donald Trump.
La presencia de las tropas israelíes también fue criticada en un comunicado conjunto de la coordinadora especial de Naciones Unidas para Líbano, Jeanine Hennis-Plasschaert, y del jefe de la fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU en el país, el teniente general Aroldo Lázaro.
Sin embargo, los dos funcionarios advirtieron que esto no debería “eclipsar el progreso tangible que se ha logrado” desde el acuerdo de alto el fuego.
Cientos de residentes se congregaron cerca de los poblados libaneses de Deir Mimas y Kfar Kila el martes por la mañana mientras un avión no tripulado israelí sobrevolaba la zona.
Atef Arabi, que esperaba junto a su esposa y sus dos hijas desde antes del amanecer, estaba ansioso por ver lo que quedaba de su hogar en Kfar Kila.
“Estoy muy feliz de regresar, incluso si encuentro mi casa destruida”, dijo este mecánico de automóviles de 36 años. “Si encuentro mi casa destruida, la reconstruiré”.
Más tarde el martes, el alcalde de Kfar Kila, Hassan Sheet, le contó a The Associated Press que el 90% de las viviendas del pueblo están completamente destruidas, y el 10% restante presentan daños.
“No hay casas ni edificios en pie”, afirmó añadiendo que la reconstrucción comenzará desde cero.
Hezbollah comenzó a disparar cohetes al lado israelí el 8 de octubre de 2023, un día después de la letal incursión liderada por Hamás en el sur de Israel que desató la guerra en Gaza. Israel respondió con bombardeos y ataques aéreos en Líbano, y los dos bandos se vieron atrapadas en un conflicto que se convirtió en una guerra a gran escala en septiembre.
Un avión de Delta Airlines se volcó el lunes al llegar al Aeropuerto Pearson de Toronto y terminó sobre el techo, causando heridas a 17 personas, incluidas tres en estado crítico.
Más de 4.000 personas murieron en Líbano y más de un millón se vieron obligadas a abandonar sus hogares en el apogeo del conflicto, de las cuales alrededor de 100.000 no han podido regresar a casa. En el lado israelí, docenas de personas fallecieron y alrededor de 60.000 se vieron desplazadas.
Hussein Fares se marchó de Kfar Kila en octubre de 2023 hacia la ciudad sureña de Nabatiyeh. Cuando los combates se intensificaron en septiembre, se trasladó con su familia a Sidón, donde les dieron una habitación en una escuela que alberga a personas desplazadas.
Kfar Kila fue testigo de intensos combates y de cómo las tropas israelíes volaron después muchas de sus viviendas.
“He estado esperando un año y medio para regresar”, dijo Fares, quien tiene una camioneta y trabaja como obrero. Afirmó que entiende que el proceso de reconstrucción tomará tiempo.
“He estado contando los segundos para este día”, aseveró.
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